La cumbre de la bisagra quedó atrás. Las elecciones de medio término entregaron su veredicto y el camino hacia 2023 quedó abiertamente planteado. Muchas voces, por lo bajo, confiesan que este triunfo de Juntos con acotado margen en la provincia de Buenos Aires presenta un mejor esquema final que una victoria rotunda. El temor primario radicaba en una irresponsable reacción oficial ante el resultado de los comicios, que no fue tal. A la hora de agitar las banderas del temor a nadie, de ningún bando ni color, le tiembla el pulso.
Este largo trecho que desembocará en las elecciones presidenciales (previas PASO) cuenta con un diagnóstico también consensuado por todos: «se vienen días difíciles» repiten los agoreros como si este presente fuera paradisíaco. La distancia que separa a la «casta» (como dice el ahora congresal y repentino modosito Milei) de la vida real se verifica en una capa espesa de aire que no le permite tener real dimensión de lo que sucede. «En los altos niveles gubernamentales como Provincia y Nación ven pasar la realidad a través de las pantallas y del reporte de terceros» aseguran varios analistas políticos a diferencia de lo que sucede en las intendencias, primera línea de trinchera y termómetro natural de gestión.
Tal vez por eso mismo es que, luego del resultado de las elecciones legislativas, los alcaldes dejaron en mesa de entrada varias directivas enviadas desde la cima del poder. Su cercanía con los ciudadanos es real e incuestionable. Salvo casos particulares, la mayoría puede caminar por las calles de su distrito cómo lo hacen Jorge Macri, Gustavo Posse, Julio Zamora o Ariel Sujarchuk y recibir quejas, pedidos y sugerencias de la ciudadanía sin mayores inconvenientes.
En estos dos años que quedan por delante para Alberto Fernández y Axel Kicillof bastará con que culminen las obras que iniciaron al día siguiente de las PASO. Nadie les pide un milagro. Si logran esa meta no pasarán a la historia y esa ya será una gran indulgencia para dos gestiones mitigadas por sus propias acciones.
Román Iglesias Brickles
