No menos de 10 políticos muy ligados a la conducción actual a nivel nacional, provincial y municipal lo vienen esbozando bien por lo bajo: hay que pensar en un aislamiento estricto y mucho más largo. Mucho más largo significaría penetrar la primavera, claro. El terror de aquellas imágenes de Italia sumida en el colapso sanitario, sin camas y respiradores suficientes para atender a sus ancianos enfermos de covid-19, o una Manhattan que buscaba algún trozo de tierra libre para hundir cajones de emergencia por el ritmo implacable de muertes cuando allá por el lejano abril de este detestable 2020 el virus penetró con astucia y maldad en cada subte, taxi o negocio de la atestada New York son ahora la peor pesadilla que despierta por las húmedas noches de junio a muchos alcaldes del AMBA, a Horacio Rodríguez Larreta y al Gobernador Kicillof. Ninguno quiere ver esas imágenes aquí cuando promedie el invierno (esto es en unos 30 días más); los datos de especialistas en infecciones, sanitaristas y estadiógrafos fueron contundentes: al ritmo actual, con entre 1500 y 2000 infectados confirmados (que siempre son muchos menos que los reales) la curva superaría la posibilidad de contención y camas en UTI (Unidades de Terapia Intensiva). Vale preguntarse por qué los casos comenzaron un feroz incremento luego de unos 100 días de cuarentena, que tuvieron en sí no menos de 20 o 30 de acatamiento estricto… ¿qué es lo que falló? ¿O en realidad ahora los testeos son masivos y hubo en aquellos primeros meses muchos casos no detectados y hoy curados? Un estudio marca que en esta semana del invierno, un año atrás, estábamos en un 90% de ocupación de UTI porque justamente es él el punto más alto de infectados por virus respiratorios, enfermedades que ahora sucumben ante el aislamiento. Es decir que hoy tenemos muchísimo más espacio que hace un año, porque vivimos encerrados. Nadie se sorprenda si la nueva normalidad lleva esta cuestión hasta finales de noviembre. Porque nadie sabe. La economía, a diferencia del covid, lejos está de hacer un daño silencioso. Su golpe será atronador. El final, abierto e incierto. Tierra arrasada. ¿Les suena las frase?
Eduardo Abella Nazar
