Desde la Comarca Andina brotan estas líneas justo antes de volver a incursionar en plena zona devastada por los incendios que sucedieron hace dos semanas en Chubut. Lago Puelo, Golondrinas, El Hoyo, Epuyén, Cholila y hasta el Maitén fueron castigados por fuegos intencionales producidos casi en forma simultánea desde siete lugares distintos y sus habitantes viven ahora una pesadilla: 300 familias perdieron todo porque sus casas se quemaron. También murieron 3 personas y cientos de animales. La reconstrucción es lenta, pero los voluntarios que aparecen desde distintos puntos del país hacen que sea posible.
La solidaridad conmueve. La provincia del Chubut y la Nación deben actuar rápido: nadie garantiza electricidad en los próximos días o meses. Los que habitan Golondrinas o El Hoyo lo padecen y llega el invierno en breve. Tantas veces se habló de un plan de manejo del fuego, de capacidad de reacción ante la catástrofe, de cómo evitar esto en plena montaña; estos incendios, cruentos y letales, deben ser el punto final a la improvisación. Los bomberos brigadistas perdieron hasta la base de Lago Puelo, en la ruta 40. El Estado presente, frase de moda en estos tiempos, brilla por su ausencia. El esfuerzo es privado, particular. 300 casas pueden costar, al menos con lo básico, unos 24 millones de dólares. Alguna mente brillante podría bajar a este paraíso natural con los cheques para que empiecen hoy mismo a recuperar sus hogares. ¿Tan difícil es acercar esa ayuda estatal? En definitiva sería un aporte de los alicaídos bolsillos argentinos con sus impuestos. Nadie puede mirar para otro lado.
Es ahora, ya. La gente del Sur, esa que hace patria viviendo en temperaturas bajo cero muchos meses del año, merece eso y mucho más. Es hora de volver a meter los zapatos en las cenizas y sentir de cerca el sufrimiento de nuestra gente. Ojalá no tenga que volver a este lugar por noticias horribles porque su magnitud amerita placer y descanso. No es el momento. La Comarca Andina espera.
Eduardo Abella Nazar
