Cuáles son los riesgos y cómo prevenirla
Al hacernos esta pregunta, consultamos con Maria Cecilia Guillermo Esposito, MD Profesora y Coordinadora de la Unidad de Hemostasia y Trombosis del Departamento de Hematología, Hospital de Clínicas, Facultad de Medicina, Universidad de la República, Montevideo quien nos dijo lo siguiente: actualmente, sabemos que contraer COVID-19 aumenta las probabilidades de desarrollar una trombosis, afección que todos los años causa 1 de cada 4 muertes a nivel mundial. En ese sentido, resulta sumamente necesario visibilizarla, conociendo cómo puede afectar a la población en general y especialmente a pacientes con coronavirus.
La trombosis es una afección evitable, y que puede tratarse si se detecta tempranamente. En ese marco, la Sociedad Internacional de Trombosis y Hemostasia (ISTH por sus siglas en inglés) lleva a cabo campañas de concientización globales con el fin de divulgar sus formas de prevención, englobadas en la creación del 13 de octubre como el “Día Mundial de la Trombosis”.
La trombosis es la formación de un coágulo dentro de una vena (trombosis venosa) o una arteria (trombosis arterial). Este coágulo, llamado trombo, puede fijarse en el lugar donde se formó o desprenderse y viajar a ciertos órganos, como los pulmones (afección conocida como tromboembolismo pulmonar), donde reduce u obstruye por completo la circulación de la sangre. En el caso de pacientes con COVID-19, se cree que la trombosis se da a partir de una respuesta inmunitaria desmedida del cuerpo contra el virus, que genera sustancias procoagulantes como el fibrinógeno, así como también podría ser resultado de la inmovilización de los pacientes mientras permanecen internados.
Según el estudio publicado por el prestigioso doctor Erik Klok y sus colaboradores en la revista Thrombosisresearch, se estipula que el 31% de los pacientes ingresados a una Unidad de Cuidados Intensivos por COVID-19 desarrollan una trombosis, siendo la mayoría de ellos pacientes críticos. Cabe recordar que los factores de riesgo para la trombosis son la obesidad, padecer cáncer, la trombofilia severa (la predisposición genética a padecer problemas de trombos), una intervención quirúrgica reciente, atravesar un embarazo, la ingesta de medicamentos hormonales o la fibrilación auricular (un tipo de ritmo cardíaco irregular).
Los pacientes con COVID suelen desarrollar una trombosis venosa y/o una embolia pulmonar, siendo esta última la más peligrosa, ya que obstruye el traspaso de sangre a los pulmones. Dada la gravedad de la afección, es necesario administrar tratamientos anticoagulantes preventivos para todos los pacientes internados por COVID-19, especialmente en las UTI, Unidades de Cuidados Intensivos.
En cuanto a la trombosis en general, es importante que sepamos reconocer los síntomas y los factores de riesgo, ya que la misma no discrimina, los coágulos pueden afectar a cualquier persona independientemente de su ubicación geográfica, edad, sexo u origen étnico. Cabe aclarar que haber padecido trombosis no aumenta las posibilidades de contraer COVID, pero en caso de contagiarse, es fundamental que el equipo médico conozca los antecedentes específicos del paciente.
Principales síntomas de una trombosis venosa profunda son:
- Dolor y/o sensibilidad en la pantorrilla o el muslo.
- Hinchazón de la pierna, el pie y/o el tobillo.
- Enrojecimiento y/o decoloración notable.
- Calor en la zona afectada. En el caso de una Embolia pulmonar los pacientes pueden sentir:
- Dificultad para respirar.
- Respiración rápida.
- Dolor en el pecho (que puede empeorar con la respiración profunda).
- Ritmo cardiaco elevado.
- Aturdimiento y/o desmayo.
La afección puede prevenirse, haciendo actividad física, bebiendo abundantes cantidades de agua, cumpliendo con una dieta saludable y evitando el sobrepeso y el tabaco. Además, si forma parte de la población de riesgo o debe ingresar al hospital, también puede solicitar a su médico más información y tratamientos preventivos específicos. Atentos a los síntomas, prevenir la trombosis está en sus manos. Sigamos practicando ejercicio y evitando el sedentarismo y el sobrepeso, aun en tiempos de confinamiento. En este caso, ¡lo esencial sí es visible a los ojos!