Útiles, necesarios y muy eficientes: los túneles ferroviarios mejoran nuestra calidad de vida.

Una tarde del año 2005 estaba con amigos en Pepino y detuvo su automóvil Gustavo Posse para conversar un tema que lo tenía muy preocupado. Volvía de un encuentro con el intendente de Vte. López Enrique “Japonés” García con un propósito muy firme. Me dijo: “tengo el firme propósito de construir el túnel de la calle Paraná del ferrocarril Mitre, aunque me cueste mi carrera política”. Cada vez que se hace pública esta obra los que viven desde las vías hacia la Av. del Libertador mueven sus influencias en diarios y revistas para que no se haga la obra. Esgrimen como argumento que de concretarse aumentaría significativamente el  tránsito vehicular, y alteraría la paz y tranquilidad del barrio. Lo que se pone en tela de juicio con este argumento es el interés general. Vivir en comunidad tiene sus ventajas e inconvenientes y lo que en principio afecta a algunos generalmente beneficia a la mayoría.

¿Cómo se resolvió este entuerto? Posse y García convocaron a los vecinos afectados por la obra y con la maqueta del túnel explicaron que sería del tipo “sapito” túneles de menor altura en los que el tránsito  pesado no podría circular y no afectaría demasiado la tranquilidad de la zona. Cesaron las presiones y se pudo hacer el túnel de Paraná.  Los siguieron en distintas modalidades los de la calle Pueyrredón y Güemes en Martinez, Roque Sáenz Peña (aunque ideal hubiera sido que continuara su cruce en la Av. Centenario) y Primera junta en San Isidro, Florencio Varela, España y las cuatro barreras en Beccar.

En el Ferrocarril Belgrano Norte: Av. Bernabé Márquez y Av. Sarratea  (Boulogne) y los de Avda. de Mayo y Paraná en  Villa Adelina.

Además está en ejecución el de la calle Almirante Brown en el centro de San Isidro.

Estos túneles salvan vidas, eliminan esperas en las barreras con cientos de autos contaminando con los motores en marcha, aportan fluidez al tránsito y no rompen con la parte urbanística de la zona.

El ferrocarril es un excelente medio de transporte en todo el mundo, pero su traza se constituye en el enemigo del tránsito. Lo ideal sería sobre elevarlos o soterrar sus vías y construir debajo o por encima un camino, proyectos que no alcanzaremos a ver.

En Beccar sobre la calle Ayacucho las largas colas que se forman para cruzar el paso a nivel llegan a varias cuadras de esperas, malos humores y la perdida de la paciencia de algunos conductores que ponen en duda el correcto funcionamiento de la barrera y cruzan en zigzag poniendo su vidas y las de sus semejantes en peligro.

Es probable que cuando este intendente o quien lo suceda quiera construir los túneles tan necesarios por el desenfrenado incremento del tránsito usará la experiencia de los construidos que demostraron utilidad y eficiencia. En Beccar se debería estudiar la factibilidad sobre las calles Sarandí y Roca. Seguramente los vecinos linderos muestren su descontento con las obras pero tenemos que dejar claro que el interés general predomina sobre los intereses particulares si queremos vivir mejor y en comunidad.