La sexualidad humana es frágil, vulnerable y emociono-dependiente, no se mantiene al margen de lo que nos sucede. La pandemia funcionó como un estresor, y se reflejó en falta de ganas, ansiedad y dificultad para conectar con el propio deseo.
La falta privacidad y un tiempo propio, la hiperpresencia (convivencia 24 x 7), la falta de alternancia (variar entre presencia y ausencia) influyeron sobre la sexualidad.
En los solteros dificultad para conocer nuevas personas. En parejas abiertas, la decisión fue en algunos casos volver a la monogamia para evitar posibles contagios.Si la intimidad crece a través de la repetición y la familiaridad, el erotismo se adormece con la repetición.
Recomiendo autoexplorar y redescubrir el propio cuerpo, crear una “cajita de erotismo” propia para pensar en “modo erótico”.La masturbación está muy a la orden del día por todos los beneficios que trae. Arreglarse y producirse para verse bien a uno mismo hace que la autoestima aumente,el deseo empieza por uno.
Hay un aumento de visitas a sitios de porno, también es un boom la venta de juguetes eróticos a través de los sex shop virtuales que hacen delivery.Si se deciden por incluir juguetes, darse la oportunidad y en base al gusto y necesidad elegirlos.
Hacer juegos de rol, disfrazarse, sexting, enviarse fotos subidas de tono, contarse que tienen ganas de hacer ratonea y prepara el ambiente.Comunicar lo que nos gusta, porque cambiamos y nuestra sexualidad también, todo siempre con consentimiento.
El deseo no es espontáneo, se construye. Dedicar tiempo y pensar los encuentros, agendarlos, preguntar y decir qué nos gusta, generar un ambiente con velas, música agradable, buscar literatura erótica, escuchar relatos y estimular los 5 sentidos. Recordar que “el deseo es como el fuego, para continuar encendido necesita aire”.
Lic Josefina Abella Nazar
Psicóloga y Sexóloga
Cel: 115 144 3739
Redes: @lic.josefinaabella