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Los desafíos en el mundo artístico: aportes del Coaching

Por Juan Carlos Acero

El coaching, concebido como una profesión, experimentó un amplio crecimiento durante los últimos años, extendiendo su injerencia a diversas disciplinas. Conversando con Carla Villacorta, la 1er. Coach de Perú, con más de 30 años dedicada al desarrollo de personas en todo el mundo, sacamos las siguientes conclusiones.

Carla Villacorta
Carla Villacorta

Proponiendo como principio fundamental el acompañamiento reflexivo y productivo a los clientes con el fin de maximizar sus potenciales, tanto en sus entornos personales como profesionales, el coaching se ha convertido en una práctica cada vez más popular. Según el Estudio Global de Coaching 2020, encargado por ICF (Federación Internacional de Coaching) y realizado por PriceWaterhouseCoopers (PWC), la práctica incrementó un 21% sus ingresos durante los últimos 3 años, siendo Latinoamérica la región donde se reportó un mayor crecimiento.

Podríamos pensar que el coaching mismo es un arte, al involucrar la sensibilidad, el saber y la técnica de los coaches y de los clientes, convocando sus imaginaciones para la creación de estrategias innovadoras en la resolución de dificultades y desafíos. Para un artista con experiencia, o para cualquier persona que desee expandir sus conocimientos en la esfera del arte, el coaching puede colaborar activamente en el desarrollo de la creatividad y en la estructuración y concreción de proyectos. Asimismo, nos habilita a entender y razonar nuestros procesos creativos y adquirir nuevas estrategias para el surgimiento e implementación de ideas, reconociendo y valorizando nuestros talentos específicos.

El trabajo sobre la autopercepción, la autoestima y el conocimiento de sí son núcleos fundamentales del coaching, y resultan muy enriquecedores para la práctica artística, donde el creador debe hacerse un lugar en espacios muchas veces cerrados y difíciles de franquear. Además, estos principios incorporan la búsqueda profunda de nuestra identidad y la singularidad en la creación artística, un factor crucial para cualquier potencial creador, que muchas veces se obtiene amalgamando tradiciones y nuestras propias experiencias de vida.

El coaching, al implicar un trabajo productivo de reconocimiento y de reflexión sobre las emociones, puede contribuir mucho a la expresión de las mismas y a su sublimación en obras, cuestión fundamental para cualquier tipo de disciplina artística. Otras barreras muy frecuentes, especialmente en aspirantes a la actuación y la performance, son la timidez y el pánico escénico, que desde el coaching se trabajan de una manera práctica, brindando técnicas y herramientas de manejo de la ansiedad, así como también indagando en nuestros miedos primarios para desarmarlos desde adentro.

Dedicarse al arte requiere de facultades múltiples y complementarias: la disciplina y la creatividad, la racionalidad y la sensibilidad, la empatía y la búsqueda de intereses personales. El coaching ofrece respuestas enriquecedoras para el desarrollo de todas esas potencialidades, aplicándolas además a ámbitos diversos que exceden la práctica artística en sí misma, como el personal, el empresarial o el liderazgo. En una época donde los artistas ya no viven en torres de cristal, el coaching se vuelve una herramienta muyútil para encontrar un camino creativo y poder manifestarlo, así como para brindarles a los creativos oportunidades en nuevos espacios laborales.

La práctica, a diferencia de las mentorías y las terapias tradicionales, no brinda consejos, guías o servicios de asesoría; sino que a través de interrogantes precisos busca que cada persona obtenga sus propias respuestas, según los conocimientos, saberes e intereses que ya trae consigo.

El crecimiento del coaching va de la mano de mayores posibilidades de formación para los interesados en la profesión. En Latinoamérica, los programas de entrenamiento de ICF brindan credenciales reconocidas internacionalmente, que representan no sólo el máximo estándar de calidad para la industria del coaching, sino también el mayor compromiso del coach con los principios éticos de su profesión.

Los cursos duran alrededor de 6 meses y brindan preparación teórica y entrenamiento práctico; e incluyen las múltiples y variadas orientaciones del coaching, que conllevan especialidades muy variadas, desde el management hasta la auto superación. Las bases científicas del coaching profesional comprendidas en estos programas pueden ser sumamente enriquecedoras, complementando y potenciando la práctica artística.

Contacto IFC en Argentina:  https://icfargentina.ar

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