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Motonaútica: Compartieron carreras de lanchas, travesías, viajes y aventuras por mares ríos y arroyos y quiso el destino que pasaran a la inmortalidad con escasos días de diferencia
Por Bartolomé Abella Nazar
Es difícil plasmar en el papel la enorme tristeza que nos produjo enterarnos que tres amigos con los que compartimos carreras de lanchas, aventuras y largas travesías, se fueran de este mundo. Fue ese destino –el que tenemos signados los humanos– que se alineó para que Roberto Nardini “el loco”, Alberto Cancelar “el chucho” y Alberto Daniel Picallo “el Piqui” dejaran esta tierra con escasos días de diferencia.
Definir quién fue Roberto no es tarea sencilla. Es una persona que ocupó un espacio enorme en todos los ámbitos que frecuentó con una personalidad avasallante. Sonreía el día entero, repetía historias, chistes, anécdotas y era capaz de mantener a su audiencia, expectante, atenta y tratando de desentrañar la verdad de la ficción.
Nardini fue piloto y navegante dotado, un genio y innovador sin límites. Crearon junto a Alberto Cancelar la categoría botes neumáticos NYC hasta 550 cc. que durante años fue la más nutrida del parque motonáutico argentino. Verdadera “escuela de pilotos”. Su labor consistía en el armado de cada bote de una forma artesanal,estirando los pisos al límite para lograr mayor deslizamiento (recordar que no eran semirrígidos), encerando los fondos, buscando la altura óptima entre el espejo y el motor y trabajando los mismos (puliendo sus rebarbas) y afilando las hélices para lograr los hp necesarios para lograr la máxima velocidad. Trabajaban sobre los famosos “Halcón” fabricados por el Astillero Ferramar –en su departamento de competición–. Este astillero muy conocido en la época, era un emprendimiento familiar y su dueño, una de las personas más sensacionales y generosas que conocí en mi vida: don Toribio Enelso Marciale y con su hija Alejandra y su sobrino Carlos, participamos en muchas carreras de motonáutica y de turismo de aventura.
En 1991 Roberto y Alberto fundaron su propio Astillero NyC (Nardini y Cancelar) y apoyados en la experiencia de varios años lograron mejorar los antiguos modelos y con diseños propios fabricaron botes semirrígidos que son el orgullo de la industria náutica liviana logrando productos de calidad, finas líneas y excelentes terminaciones que no tienen nada que envidiarles a similares importados. Siempre presentes en los Salones Náuticos organizados por CACEL (Cámara Argentina de embarcaciones livianas) sus modelos sorprenden cada año.
¿Quién no recuerda en el Delta a Roberto esquiando descalzo en el río, vestido de payaso? Entre otras travesías organizó la Maratón Náutica del Río Paraná en 1987 y nos convenció al recordado Mario Negri y a quien esto escribe para participar. Consistió en viajar por tierra hasta Puerto Iguazú y navegar río abajo hasta el Tigre, más de 1900 kilómetros, en botes neumáticos propulsados a motor durante una semana haciendo escalas en las distintas ciudades del litoral. Experiencia única e irrepetible y navegación a pura adrenalina. Fueron de la partida: Telémaco González Holway, Nardini y Cancelar, Pablo Basualdo, Buby Kern, Leandro Larrosa, Martín Sarthou, Piqui Picallo, Julio Prat, Tito Imboden y Rubén Devani entre los más recordados.
Travesuras del loco: Roberto fue convocado a trabajar en distintas tareas de la filmación “La Misión” protagonizada por Robert De Niro y filmada en las Cataratas del Iguazú. Su labor consistía en armar
unas canoas que tripuladas por unos muñecos disfrazados de indios se despeñaban por la catarata.
Otro recordado viaje fue el Safari Dos Océanos que unió Chaiten en Chile en el Pacífico con Rawson en el Atlántico, en 1985, atravesando ríos de montaña y más de 660 kilómetros con los más diversos accidentes
geográficos, a través de seis lagos y trepando 2300 metros sobre el nivel del mar. Tuvo la intención de confraternizar con los chilenos por las tirantes relaciones por el conflicto con el Canal de Beagle. Tuve el enorme privilegio ser el Jefe de prensa en dicho evento y que fue tapa de la Revista La Nación el 27 de enero de 1985.
Con Alberto Cancelar, “el Chucho” competimos duramente en la categoría botes neumáticos hasta 750 cm 3 con un Halcón 4,20 de Ferramar con un motor Johnson de 50 hp. Preparado en esa ocasión por Javier “Meisson» Lantarón y que a su vez fue mi copiloto, solo en la última regata del calendario en el circuito de Escobar les ganamos por dos botes de distancia y que nos permitió lograr los puntos necesarios para obtener el título de campeón Argentino del año 1988. Gran amigo y un piloto de excepción.
Alberto Picallo fue el socio perfecto en las travesuras del “loco”, siempre sonriente y lleno de vida. Verlo era motivo de alegría.
Los tres partieron juntos a la inmortalidad, dejan huella y mil recuerdos. Recordarlos con alegría
sería nuestro mejor homenaje.
Gracias!!!