El raid eleccionario que empezó en septiembre y culminó en octubre fue un perfecto electrocardiograma de la realidad Argentina. El “riesgo kuka” que se agitó desde el oficialismo luego de los resultados de las legislativas bonaerenses resultó una alarma roja para la ciudadanía nacional que tomó este caso como testigo. Y tras aquella experiencia decidió tomar cartas en el asunto y darle una nueva oportunidad a un gobierno que mezcló aciertos con gruesos errores y un refractante modo de conducir. A pesar de esto, la posibilidad de que el peronismo K consiguiera las riendas de la gobernabilidad fue suficiente para que el votante de a pie le entregara, nuevamente, el apoyo a la cúpula libertaria. En medio de uno de los escándalos, Diego Santilli tuvo que hacerse cargo de la campaña en PBA y en una elección realmente histórica logró remontar un resultado que parecía sentenciado.
El Peronismo bonaerense quedó en el centro de la escena ya que, según CFK desde su balcón y el grueso de la militancia camporista, el desdoblamiento fue un rotundo fracaso. El eje de la controversia se centra en qué, al final, la elección de septiembre resultó una especie de PASO que levantó la guardia de los bonaerenses y los alertó para el segundo turno de votación. Con el temblequeo del mercado, la intervención de Trump y los fantasmas del pasado tocando la puerta no hubo dudas de apoyar al colorado disfrazado de pelado, y marcar la X en el casillero violeta. Así, Buenos Aires sacudió la modorra y puso en valor el voto: los habitantes de la provincia más poblada del país siguen sufriendo a diario robos, hurtos, asesinatos, ausencia de obras de infraestructura y de conducción. La gente se pregunta: ¿Qué hace el gobernador? Casi nadie tiene la respuesta.
Para la zona norte, la jugada estaba escrita desde septiembre. Sin embargo, los vecinos ya no pecan de inocentes. Separada la paja del trigo, todos saben qué intendentes trabajan día a día, hablan con hechos y, sobre todo, trabajan para mejorar sus distritos. En San Isidro hubo apoyo (tuvo recorte, igualmente) pero la inseguridad es tan salvaje que a los jubilados los matan como moscas en el lugar más rico de la Argentina.
Pocos entienden que el intendente Ramón Lanús no logre dominar un tema que en su campaña en 2023 anunció como bandera. Los asesinatos se siguen sumando por hechos de inseguridad pero también surgen posibles cohechos: una grave denuncia fue presentada por una supuesta malversación de fondos públicos en la compra de patrulleros. Si se confirma esto sería una de las más altas traiciones posibles para el electorado que vio en este reciente funcionario una renovación política. Resulta toda una gran decepción y una creciente preocupación: si no se puede ocupar de la seguridad y los fondos públicos están jaque muchos piden que el 2027 llegue lo antes posible para corregir la situación.

Román Iglesias Brickles


