Opinión

Desafíos que deja el 2025

Por Eduardo Abella Nazar

Entrando en la recta final del 2025, en plena reforma laboral de cara a ser tratada (finalmente) en el Congreso de la Nación en sesiones extraordinarias por iniciativa del Ejecutivo, los distintos alcaldes de la Región Metropolitana Norte hacen un balance post electoral y comienzan ya a delinear las gestiones de cara a los últimos 24 meses de mandato.

En rigor, lo que tienen por delante sin calendario electoral son entre 14 y 15 meses: si es que se vuelven a suspender las PASO en 2027, y si el gobernador decide volver a desdoblar y sostener la elección provincial y municipal por separado de la nacional, lo que podría llegar a influir en la performance de los distintos protagonistas. La gestión que lleven adelante será evaluada desde hoy hasta el día de la elección, pero realmente tendrá peso lo que hagan en materia de seguridad, salud y obras.

Pilar dio la nota con el impuestazo que su intendente Federico Achaval puso a las compras en comercios -2% extra de tasa municipal a todas las compras-, algo que suena demodé y que además atenta contra el poder adquisitivo de sus vecinos. Inexplicable, pero real. Tal vez el alcalde más cercano al kirchnerismo que tiene hoy la zona norte, más que nada por sus expresiones y posicionamiento político, le haya dado un. mensaje a Kicillof, algo así como «los recursos provinciales no alcanzan, te meto una tasa».

En Escobar Ariel Sujarchuk, que al igual que Achaval cosechó una buena victoria en septiembre, luego no validada para el Fuerza Patria en octubre -la nacional fue celeste en Pilar y violeta en Escobar-, se prepara su último ciclo de gestión. Deberá avanzar fuerte en la obra pública y lograr cohesionar un municipio con contrastes notables: hay tarea pendiente y urgente.

En Tigre, mientras se debate a pleno un nuevo código de ordenamiento urbano -lo mismo volverá a suceder en San Isidro con el fin de evitar el desmadre-, Julio Zamora se enfoca en terminar el nuevo hospital municipal, algo que sería un hito en la historia tigrense. Con la seguridad bajo control, en Tigre se centran en mejorar la salud pública, algo que la provincia jamás cumplió. El hospital de Pacheco, bajo la tutela de Kicillof, es un verdadero caos.

En San Fernando, Juan Andreotti también se dispone a terminar su último mandato y seguirá por la senda de aumentar la oferta en seguridad y salud, pero muy enfocado en mejores espacios públicos.
Vicente López sufre la planificación: exceso de torres, y la obligación de comenzar un ordenamiento que permita disfrutar del verde: Soledad Martínez sabe que el vecino es exigente, y el foco estará puesto en seguridad y espacio público. Hay una tarea fina por realizar.

En San Isidro, a diferencia de los otros 5 municipios antes descritos, la situación es preocupante: su alcalde Ramón Lanús no termina de hacer pie. Hubo un plan de obras pequeñas y poco efectivas de tinte netamente electoral -los vecinos se preguntan el porqué del freno abrupto luego de las elecciones-, pero obras al fin. El asfalto electoral no es un invento de Lanús. Es una práctica de manual de la política. El único y real problema en San Isidro es la inseguridad alarmante que abate todos los días a las familias, que se blindan con cámaras, alarmas, cercos eléctricos y armamento. Sí, muchos sanisidrenses se han resignado ante la desidia y la incompetencia del intendente en una materia crucial para la gestión en los tiempos que corren. La policía nunca llega antes, siempre después. ¿Será cierto que echaron a los jefes de calle? Con el secretario de seguridad apartado por varias compras de patrulleros con abundantes sobre precios, ¿quién maneja las vidas en San Isidro? Mientras siga el baño de sangre, el aplazo para el poco empático Ramón seguirá vigente.

 

Eduardo Abella Nazar
Eduardo Abella Nazar

Eduardo Abella Nazar

ean@mediakit.com.ar

 

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