Opinión

El sentido de pertenencia

Por Román Iglesias Brickles

Una reciente reunión de todos los descendientes de una pareja que emigró de Europa a fines del siglo XIX y se radicó en las prometedoras pampas argentinas me reveló una gran verdad. Más allá de que “los argentinos venimos de los barcos”, la tristemente célebre frase usada por el presidente Fernández, la realidad marca que la construcción del tejido social nacional se gestó a partir de una base importada. Miles de inmigrantes, en las distintas oleadas, trajeron consigo sus usos y costumbres y las adaptaron al nuevo mundo. Y a partir de allí se generó una nueva síntesis que dio cuenta de este gen nacional.

Técnicas denigrantes de dominación utilizadas en oscuros períodos de la Humanidad apuntaron a desunir rompiendo sus lazos sanguíneos y dando otros fabricados a medida para objetivos discrecionales. Por eso es muy importante recuperar el sentido de pertenencia que está latente en la Argentina, más allá del folclore del fútbol. A lo largo de nuestro país sobran ejemplos de arraigo y es necesario volver a ponerlos en la superficie, para que las nuevas generaciones se nutran de su esencia.

De Emilio Grandolini y Ernestina Casara, oriundos de Italia y que llegaron hasta aquí en la génesis de este país, se generó una descendencia de casi 120 argentinos nacidos y criados en este suelo. Este ejemplo con nombre y apellido, mínimo pero elocuente, se repite de a miles a lo largo de la historia nacional.

Lejos de ser una cuestión clasista, el hecho de reconocer pertenencia le da entidad y sustento a cualquier ser humano. Los argentinos tenemos la manera de salir adelante, a pesar de las circunstancias. Sólo hay que saber dónde buscar y reencontrarse.

Román Iglesias Brickles
Román Iglesias Brickles

Román Iglesias Brickles

rib@mediakit.com.ar 

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