Opinión

La interna de la interna

Por Román Iglesias Brickles

Una de las condiciones que debería exigirse para entrar a la función pública sería contar con un posgrado en resolución de conflictos. Cualquiera dirá rápidamente en voz alta que la política se trata de eso. Pero no. Yo apunto al detrás de escena de los conflictos, a la tranquilidad aparente. Esas bambalinas que parecen suaves y cristalinas pero resultan plagadas de dagas filosas, traiciones arteras y negociaciones bajo cuerda. Esas mismas que apuntan a hacer fracasar o triunfar cualquier plan brillante o nefasto para el bien público.

La candidez del pedido es tal pero apunta a no perder la capacidad de ilusionarse con algo mejor.  Todo esto que está sucediendo a nivel nacional, dónde el oficialismo no deja de minarse internamente el camino, tiene de testigos y rehenes a 50 millones de argentinos que todavía creen en la democracia y en las elecciones. ¿Qué pasaría si la desilusión calara tan hondo que se empezaran a cuestionar las bases republicanas?

Deberían pensarlo seriamente quienes están a cargo del país y enfocarse en su tarea. A un año de las elecciones la inflación será del 100%, la desocupación sigue alta, la inseguridad crece y la mitad de los argentinos es pobre. La gira reciente de Sergio Massa por Washington y Houston había traído cierta idea de encauzamiento económico sumado al efecto «dólar soja» pero luego la resolución del Banco Central puso otro cepo extra y frenó el mini impulso adquirido. Y eso haciendo referencia a la macro economía. La realidad dura y pura es que vivir en la Argentina se está haciendo inviable y pocos parecen darse cuenta de ello.

Las riñas y celos internos atentan igual o más que la propia oposición. A nivel nacional Mauricio Macri dijo que está para acompañar por lo que estiró el suspenso mientras ven, desde la tribuna, como el oficialismo se pega tiros en los pies, una y otra vez. En la Ciudad hay movimientos pero nada indica que vaya a haber cambio de timón y en el corredor Norte el fin de año refleja las gestiones de los alcaldes. La cercanía con los vecinos es la mejor herramienta que se puede aplicar y lo saben. Allí no hay grietas ni zancadillas. La puerta de los despachos está demasiado a mano de la calle y el castigo del voto se hace sentir con rigor. Eso lo saben bien todos los intendentes.

El futuro de la Argentina es incierto pero la voz de la calle (los laburantes) coincide en que no da para más. Los que tienen el timón (las 3 partes de la alianza del FDT) deben consensuar y actuar porque ya casi no hay margen de maniobra y los tiempos de la gente se agotan. Y sino, el que quiera oír que oiga.

Román Iglesias Brickles
Román Iglesias Brickles

Román Iglesias Brickles

rib@mediakit.com.ar 

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