Nueve meses se cumplen de aquella tórrida tarde del 10 de diciembre de 2023; la recuerdo muy bien, cómo no, si la viví en carne propia trabajando para la televisión de principio a fin. Javier Milei pronunció primero lo que hoy parece un slogan que nadie quiere escuchar, pero que durante el último verano fue un latiguillo cómico: «No hay plata». Desde ese grito de guerra en el Congreso, que luego fue un protocolar acto en la Casa de Gobierno y el cierre en la Catedral, pasaron cosas. De todo. Una vida se gesta en nueve meses, igual que el carácter del gobierno libertario que ya asoma.
El país asumió -la sociedad, aparentemente- que ésta era una era de más esfuerzo, de más recorte y de más resignación para intentar volver algún día a la senda del crecimiento y prosperidad. El deseo de todos, claro. Para el éxito, esfuerzo. No se usa ahora el «no hay plata». Hemos pasado al «no la ven», para aquellos que hurgan en detalle, o no entienden el rumbo. Todos tienen derecho a sospechar: la Argentina no ha logrado consolidar un rumbo.
Son picos, momentos. Pero mejor o peor, la riqueza no se ha derramado bien, y el crecimiento circunstancial no ha sacado a las clases más bajas de ese lugar. Eso es lo primordial hoy: crecimiento con inclusión, no con deglución. En este contexto de recorte del gasto público queda ver cuándo va a reaccionar el sector privado, motor del empleo. Quizás los rendimientos récord en producción de gas y petróleo, con el litio en crecimiento y el campo redondeando una gran cosecha gruesa y con esperanzas de una fina muy buena, sean el primer eslabón.
En el medio hay que rogar por mejores índices de empleo, de seguridad y de inflación, ninguna novedad. La obra pública puede esperar, esgrimen en Balcarce 50. Los argentinos de a pie, luego de la catástrofe albertocristinista, no encuentran ni opciones. Es creer o padecer. Con el segundo semestre en marcha, todo sigue en la dirección de harto paciencia. Es cuestión de poner el hombro y subirse al tren de una nueva aventura indescifrable.
Eduardo Abella Nazar