Personajes ilustres

Danny: carismático, divertido y querido vecino de Beccar Este

Por Bartolomé Abella Nazar

A un mes de su partida, recordamos a Danny Abella quien vivía en el barrio de Beccar. Muy querido por sus  vecinos y toda su familia

En  una tórrida tarde de febrero se fue de esta vida Daniel Abella Nazar, tercer hijo varón de una familia de ocho hijos de Eduardo Abella Caprile y de Marta Nazar, afincados en Beccar desde el 1938.

Eduardo –su sobrino- lo recuerda así: “Fue un grande con alma de chico, pícaro, rebelde, divertido, inquieto, esquivo, sociable –cuando tenía ganas, claro- , deportista ¿Quién no lo cruzo por Beccar andando en roller o en su bici media desvencijada? Rompió el paradigma respecto a cualquier mandato social y familiar.  A los 30 años partió a EE.UU y se embarcó para navegar todos los océanos para compañías marítimas de toda índole. Contó que pudo ser enviado a la guerra de Vietnam, pero escurridizo y hábil para desaparecer en el momento justo evitó ser enlistado. Nunca negocio los dos lugares que amó y más disfruto junto a Inés, su mujer: Beccar y Mar del Plata. Un Danny autentico, concluyó”.

Juan C. Luongo amigo de la familia lo recordó con estas palabras “la vida de Daniel transcurrió entre nosotros aportando una sonrisa a cualquiera que se le acercara a conversar sobre cualquier tema, al mismo tiempo que una versión totalmente interesante de cómo fue su vida por el mundo, rodaba en su bici con el canasto delante conversando con gente de todas las edades. Siempre tenía tiempo para los demás y de haber sido literato, habría escrito con méritos suficientes, el diccionario de lo insólito. En un mundo alocado Danny nos colocaba en el tiempo que nos toca vivir, o sea el real, el de escuchar a los demás, jamás polemizar, el de aportar relatos que al concluirse quien lo escuchaba llenaba su espíritu de paz”.

Daniel además de mi hermano fue mi padrino (practica usada en la antigüedad en las familias numerosas).  Teníamos un vínculo estrecho de visitas diarias, compartimos viajes, salidas en moto, paseos y mucha actividad social. Fue una persona especial. Vivía con el huso horario con tres horas de atraso: desayunaba a las 12, almorzaba 15,30, té a las 19 y cena a las 23. Se disgustaba cuando llegaba a almorzar y le decían que la cocina había cerrado. Legar a un banco a horario le resultaba milagroso.

Amante de las tertulias, reuniones con amigos, comidas, si algo no lo conformaba desaparecía misteriosamente de la misma sin que nadie lo notare con una habilidad –que el mago Houdini- hubiera envidiado.

Practico roller en línea ya siendo grande realizaba todo tipo de piruetas y acrobacias, subía las escaleras y. bajaban la Barranca de la calle Perú en Acassuso a fondo con su profesor Cristian en una acción temeraria. Tenía abono ilimitado y comunicación constante con su traumatólogo Marcelo Viale a quien visitaba cuando fracasaba en la pirueta.

Fue bondadoso, desinteresado, descontracturado y muy simple. Su ausencia se hace sentir y por su Beccar querido lo extrañaremos siempre.

Daniel Abella
Daniel Abella

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