Opinión

De Gestores y Pintores

Por Román Iglesias Brickles

No es novedoso reconocer que el personalismo es una identidad visible en la política nacional y que el argentino promedio responde a ese modelo, sin importar de qué lado de la brecha esté. Muchos analistas señalan que esta manera de liderar representa un alerta para las democracias del mundo porque estas figuras poderosas tienden a rivalizar con los procesos democráticos: el líder conduce a la masa desprotegida hacia un camino seguro y de prosperidad y lo que suceda en el mismo sólo sirve si es funcional a los intereses del máximo guía (que, en definitiva, vela por la mayoría). A grandes rasgos, esto es lo que se discute día a día y se ve, en cada escala, en Argentina y el mundo. Las caras pesan más que las ideas aunque si caras e ideas van de la mano resulta el combo ideal. 

Las formas, tan discutidas en los últimos tiempos, también entran en juego en este nuevo tramo de la vida nacional. Ya sí con mirada local, el alto nivel de confrontación y agresión sienta las bases de un nuevo esquema comunicacional: destruir verbalmente al enemigo se volvió una norma. La manera de comunicarse de Milei (cuestionada desde distintos sectores) ubica el listón por encima del que practicaba el kirchnerismo en el poder. El Presidente usó esa marca como base para crear esta nueva cultura “puteadora” que dista mucho de lo que se espera de alguien que ejerce ese cargo. Pero ya Néstor había dicho en voz alta una frase que bien podría aplicarse al representante de las Fuerzas del Cielo: “no oigan lo que digo sino miren lo que hago”.

Cómo sea, el alboroto existe y las generaciones más jóvenes miran para arriba para tomar ejemplos con lo se espera sobrevendrá una nueva era boca floja para la cual habrá que estar preparado. Ya no hay guerra al mérito y la educación vuelve a tomar valor pero hoy le toca sufrir al lenguaje: en este bendito país no nos damos respiro en ninguna esquina porque “estamos condenados al éxito”.

De los cientos de ejemplos de un lado y del otro el intendente de Tigre, Julio Zamora, es de los que no sacude con la prosa a pesar de tener muchísimas razones para hacerlo. Muchos recuerdan la campaña en contra que tuvo en 2023 cuando el Partido Justicialista lo obligó a ir en la boleta del Che Grabois o varias operaciones que sufrió en contra por parte de la política. Tanto es así que armó una nueva coalición (Somos Buenos Aires) para competir en los próximos comicios. Carlos Pagni en su reverenciada tribuna televisiva nombra de manera permanente este ejemplo: también se puede ejercer el poder con convicción, sorteando aprietes y discutiendo políticas de manera civilizada. 

Hay algunos ejemplos (no abundan) que podrían citarse como el del candidato a Senador provincial por la primera sección aunque para muestra vale un botón: la gente destaca la importancia de las formas y el ser creíble siempre y cuando atrás venga con contenido (léase, gestión y solución para los vecinos). Existen otros casos que parecen creíbles pero van caminando con la hilacha afuera mientras traicionan a los que confiaron en ellos y hacen mímica en lugar de encontrarle respuestas a sus votantes. Mientras en Tigre se planifican puentes, accesos y mejoras para la calidad de vida de miles de residentes en San Isidro, por caso, se remueven canteros, pintan algunas calzadas y se rellenan baches (no todos). Zamora se tuvo que ir del Justicialismo porque lo acorraló, lo traicionó Kicillof y tuvo operaciones de prensa en contra desde 2023. Resistió y generó un nuevo espacio para no ceder ni soltar la mano a quiénes lo votaron.

Pero el caso de Ramón Lanús es lo opuesto. Llevado a San Isidro como delfín del Pro rápidamente buscó escurrirse debajo de la pollera violeta y calzarse la peluca de turno. Su velocidad para mudar la piel no se condice con el calibre de la gestión: un municipio poderoso como ese quedó a la sombra de Vicente López y de San Fernando, ciudad que hasta hace poco se autoconsideraba un “pozo” (hablando de baches) a su lado y de Tigre.

De hacer túneles, cerrar pasos a nivel y evitar inundaciones a pintar cordones e inaugurar canteros es el derrotero reciente en los 48 km cuadrados más ricos de la Argentina. 

Román Iglesias Brickles
Román Iglesias Brickles

Román Iglesias Brickles

rib@mediakit.com.ar 

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