Autoclásica 2025: cuatro días de historia sobre ruedas en San Isidro

Durante el fin de semana largo, el Hipódromo de San Isidro volvió a transformarse en el templo del motor. Entre el jueves 9 y el domingo 12 de octubre, Autoclásica 2025 celebró una nueva edición que reunió a más de 1.200 joyas sobre ruedas y miles de visitantes que disfrutaron de la muestra más grande de autos y motos clásicos de Sudamérica.
Organizada por el Club de Automóviles Clásicos (CAC), esta edición fue especial: marcó los 60 años del club, un aniversario que sirvió de excusa perfecta para desplegar una exposición con vehículos que no solo deslumbraron por su belleza, sino también por sus historias.
Una fiesta para fanáticos y familias
El predio del Hipódromo de San Isidro se llenó de vida desde temprano. Entre el sonido de los motores encendidos, los puestos gastronómicos y las charlas técnicas, se vivió un ambiente familiar y apasionado.
Las entradas anticipadas costaban $45.000 y en boletería $50.000, mientras que el estacionamiento —con parte de lo recaudado destinado al Hospital Materno Infantil “Dr. Carlos Gianantonio”— tuvo un valor de $18.000 por día. Los menores de 12 años entraban gratis acompañados por un adulto, y las personas con certificado de discapacidad (CUD) obtenían descuentos del 50 %.
Pese a algunas nubes y un par de lloviznas pasajeras, el evento no se suspendió: Autoclásica no conoce el mal clima, y los fanáticos no se dejaron intimidar.
Homenajes, aniversarios y modelos que marcaron época
Este año, el recorrido por el Hipódromo propuso un viaje por distintas épocas del automovilismo. Los homenajes fueron varios:
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100 años de Chrysler, con una muestra de sus modelos más emblemáticos.
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70 años del Fiat 600, el Peugeot 403 y el Citroën DS, tres íconos que marcaron generaciones.
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75 años de la Fórmula 1, con monoplazas históricos y material de colección que repasó los comienzos de la máxima categoría.
Cada zona del predio tuvo su impronta: autos americanos de gran porte, europeos deportivos, motos restauradas con precisión artesanal, maquinaria agrícola antigua y hasta vehículos militares que recordaron la historia sobre ruedas del siglo pasado.
Las joyas más admiradas
Entre los más de mil vehículos exhibidos, hubo uno que se robó todas las miradas: el Shelby Cobra Daytona Coupé, perteneciente a la familia Pérez Companc. Fue la primera vez que esta unidad única se mostró en Argentina, y su presencia se convirtió en el gran imán del evento.
También destacaron piezas como la Ferrari 250 MM de 1953, el Rolls-Royce Phantom III V12 de 1937, el Jaguar E-Type, y una impecable colección de motos clásicas británicas, alemanas e italianas.
El espacio “Autojumble” volvió a ser el paraíso para coleccionistas, con puestos donde se podían encontrar desde piezas originales hasta revistas, miniaturas y memorabilia del automovilismo.
Un final histórico: dos ganadores del “Best of Show”
Por primera vez en la historia de Autoclásica, dos autos compartieron el máximo galardón “Best of Show”. El jurado del Club de Automóviles Clásicos premió al Shelby Cobra Daytona Coupé y al Rolls-Royce Phantom III V12 (1937) restaurado por la familia Spadafora.
El doble reconocimiento fue celebrado como una decisión simbólica, en homenaje a la historia del evento y a los grandes restauradores argentinos que mantienen viva la pasión por los autos clásicos.
Un evento que trasciende generaciones
Autoclásica no es solo una exposición de autos: es un encuentro cultural, una postal del tiempo donde confluyen la ingeniería, la estética y la memoria.
A lo largo de cuatro días, familias enteras recorrieron los pabellones, los niños se maravillaron con los autos “de película”, y los más grandes revivieron recuerdos de su juventud.
El olor a nafta, el brillo del cromo y el sonido de los motores antiguos fueron parte de una experiencia sensorial única, que volvió a confirmar por qué Autoclásica es el evento más esperado del calendario fierrero argentino.
Galería (Fotos de Miguel C. Ramos Mejía):









































