Pisar suelo norteamericano para realizar una cobertura de las elecciones más importantes de la historia de este país fue una sensación inolvidable. Pandemia y coronavirus mediante, volar a Estados Unidos suponía todo un desafío migratorio. Sin embargo, los controles en el aeropuerto de Miami fueron tan laxos que resultaron una verdadera sorpresa. Quizás, el miedo inicial (meses de mensajes en esa dirección) inoculado por este virus chino haya capitalizado la totalidad del susto per cápita por estos lares.
La primera impresión del termómetro electoral es que hay una severa división entre los demócratas y los republicanos. Y eso se siente tanto en los nativos como en los inmigrantes y, en especial, en los latinos. Entonces, alguien ya podría levantar la mano y decir en voz alta que exportamos a la nación más poderosa del planeta la afamada grieta.
Incluso, el pueblo norteamericano le reconoce la performance a Trump en estos últimos cuatro años pero le endilga la lengua. Ese látigo inflamable que fustiga a todo aquel que ose oponerse es su punto débil. Pero, Donald no sólo está orgulloso de su prosa sino que redobla la apuesta en cada discurso.
Este viaje nos llevará hasta Washington de la mano de Canal 26 y la productora Mediakit y será un road trip (Miami-Washington ida y vuelta por tierra) para conocer de primera mano cómo se vive este momento inédito en la tierra de las oportunidades. En medio de un mundo convulsionado, este país insignia define su futuro – e indirectamente- el de muchos más. Y esta grieta que se ve en la calle, en las encuestas, en TV y hasta en muchas familias ya está tan diseminada como la pandemia.
Lamentablemente, el clima está crispado, sensible y lleno de tensión en un país que nació con división racial y, con mucho trabajo, fue suavizando sus aristas. Hoy ya nadie puede asegurar la paz social en su totalidad en un escenario complejo que avizora un final abierto. Nosotros como argentinos sabemos lo que significan las divisiones, que vivimos a diario. Y aquí se miran sorprendidos por este momento sin entender que podrían estar a las puertas de algo sin retorno.
Cómo en todos los ámbitos cuando se pisa el borde del precipicio faltan voces fuertes y creíbles que busquen atemperar los ánimos. Esta lucha entre el “bien y el mal” se está dando en la vida diaria, en los medios de comunicación y en las redes sociales. Todo el planeta está atento a lo que suceda en estas elecciones. Y muchos ya votaron por Biden, el candidato demócrata, que supone un cambio. Y aquí estamos nosotros para ser testigos directos de cuál será el rumbo que tome la potencia que marca el camino del destino mundial.
Román Iglesias Brickles