En un raid final con un escenario absolutamente abierto, los alcaldes de la zona norte buscan los votos casa por casa. Lo mismo hacen aquellos que desafían con su tropa de candidatos a concejales a los ejecutivos locales. En ese contexto, Federico Achaval de Pilar, Ariel Sujarchuk de Escobar, Julio Zamora de Tigre (candidato a senador), Juan Andreotti de San Fernando, Ramón Lanús de San Isidro y Soledad Martínez, de Vicente López, encaran la campaña. Obviamente que existen matices en los enfoques que cada uno brinda a la hora de convencer a los desanimados bonaerenses para que apoyen tal o cual lista. El factor abstención puede ser decisivo para unos y otros.
Mientras Achaval y Sujarchuk se esmeran en ser la opción para frenar a Milei (el slogan de Fuerza Patria que lleva a Gabriel Katopodis como candidato a senador en la primera sección), Andreotti se esfuerza en explicar que «hay que cuidar lo hecho» y trata de desnacionalizar la contienda, presagiando que muchos votos no kirchneristas se pueden escapar, y hace hincapié en la gestión mientras apuntala a su hermana Eva como candidata a concejal. La gestión como lema de campaña.
En Tigre la batalla electoral será otra vez para alquilar balcones: Julio Zamora, que encuadra su gestión como mascarilla de proa para su candidatura a senador por Somos Buenos Aires haciendo foco en la salud y la seguridad, se volverá a enfrentar a Malena Galmarini de Massa, que se ubica como segunda candidata por Fuerza Patria. Un duelo que ya es un clásico.
Quien resulte ganador de ese mini contienda provincial a jugarse en Tigre podrá estar en carrera para 2027: Zamora necesita lograr el número mágico de 12.5% en la 1 sección, será senador en diciembre. Se descuenta una buena elección de Fuerza Patria en la primera sección, pero lo que suceda en el pago chico tendrá implicancias para lo que viene.
Las elecciones del próximo domingo 7/9 serán las primeras de tinte netamente local, es decir, donde la gente podrá elegir una opción legislativa a modo de herramienta de control del gobernador y del intendente. Soledad Martínez hace la plancha: descontada la cómoda victoria de la circunstancial alianza con los libertarios, la intendente no se preocupa demasiado y mira de reojo lo que viene,
Muy distinto es el caso de San Isidro, que ya no es tan distinto, según las palabras de Gustavo Posse: el ex alcalde reflotó la opción vecinal, Acción Vecinal, y busca impulsar a sus candidatos, la médica infectóloga Bárbara Broese y el ex secretario Walter Pérez tijera en mano. Si bien el ex alcalde figura de modo solapado como candidato a consejero escolar suplente, a modo de gancho para sus seguidores, el hecho de que no aparezca en la foto y encabezando la boleta vecinal es toda una incógnita a la hora de saber si eso pesará o no. Con boleta corta y sin nacionalizar la elección, el objetivo es romper la lógica inercia que llevará el color violeta al cual se abrazó el actual intendente, Ramón Lanús. Deberá conseguir que la gente corte boleta. Nada sencillo. Aquí la principal curiosidad radica en que la campaña de Lanús es hablar del kirchnerismo y no de seguridad, gestión en salud o higiene urbana.
Evidentemente el lobo sigue escondido debajo de la piel de cordero, creen muchos. Tal vez la gran virtud de Lanús sea elegir bien dónde estar parado: se pegó a Patricia Bullrich en 2023 y logró un arrastre clave. Y ahora encara la elección bajo las polleras libertarias, pintando todo de violeta: se trata de hablar de un kirchnerismo que es refractario a la sociedad sanisidrense en general. Casi nada se habla de gestión, fundamentalmente de seguridad, su punto más blando. Flojo en el día a día, la única opción es abrazarse a LLA para discutir la cuestión nacional. ¿Podrá imponerse el vecinalismo en una elección local que discute seguridad, limpieza y salud? ¿Hasta qué punto la gente corta la boleta en una legislativa, donde no hay cargos ejecutivos en juego? La palabra la tendrá la gente el domingo y las lecturas serán variadas. En todos los municipios se librará una batalla atípica, dentro de un tembladeral nacional que no cesa. Otro clásico argentino.

Eduardo Abella Nazar


